Localeando, El Diario de Coahuila, 27 de febrero 2003
Tonatiuh Guillén (experto municipalista)
señala que el sistema político de una nación federal tiende, así, a ser un
sistema de sistemas, es decir, un sistema nacional que coexiste junto con
sistemas políticos definidos soberanamente por las partes federales. Si dicho
macro-sistema tiene un sustento democrático, entonces podemos decir que una de
las partes fundamentales de dichos sistemas, esta sin duda, debidamente engranado.
Nos referimos a los sistemas electorales. Lo anterior debido a que en un
sistema que no es democrático no tienen cabida los sistemas electorales.
Un sistema electoral representa a un ordenador
de equilibrios que son dictados por la voluntad de una sociedad, pero que
encuentra su pase de salida en la voluntad de todas las fuerzas políticas.
Dichas fuerzas políticas logran diferenciarse
de acuerdo a sus principios y doctrinas políticas que son adoptadas por la
fuerza (Pinochet en Chile), por seducción (Hugo Chávez en Venezuela) o por
convencimiento (Vlacav Havel en la República Checa) por parte de la propia
sociedad en un momento determinado y bajo ciertas condiciones.
Si bien la Constitución de 1917 trajo consigo
el reconocimiento jurídico inicial del municipio al dedicarle a este un
artículo (115), y además generó una rica diversidad en los sistemas electorales
municipales, este dicho reconocimiento no pudo encontrar su esplendor y
desarrollo debido al afianzamiento de una fuerza política que termino por
dominarlo todo.
Este aprisionamiento total que fue controlado
por la figura presidencial, eliminó de tajo la débil y muy reciente libertad
municipal que se basaba mucho en el sistema electoral municipal que prevalecía
debido al ordenamiento constitucional ya mencionado y donde se permitía la
reelección y la elección directa de los miembros del Cabildo, durante la década
de los 20´s. Así como lo lee.
Los sistemas electorales municipales de
aquella época y plasmados en leyes estatales fueron acorralados y obligados a
desaparecer para ser convertidos todos en uno monótono y antidemocrático que en
la teoría describía una cosa, pero que en la práctica era ejercido por la
decisión inviolable de ciertos personajes, es decir de ser un sistema donde interactuaban
factores y hechos paso a ser un proceso unilateral de decisión.
Hoy en día, el sistema electoral municipal
mexicano presenta muchas áreas de mejora donde la iniciativa creativa de los
legisladores locales pudiera aportar los elementos suficientes para rediseñar
el andamiaje electoral que actualmente prevalece en el escenario político
electoral.
Desafortunadamente lo que queda del
centralismo, que aún esta muy enraizado en estados con residuos caciquíles,
marca el paso a los Congresos locales para desarrollar una iniciativa de reforma electoral municipal que espera una
luz del Congreso federal para legislar sobre la materia, aún cuando este
último, basado en la carta magna, solo prohíbe la reelección del Presidente
Municipal y del Regidor, pero no la elección por voto directo de cada uno de
ellos.
Al parecer no nos hemos dado cuenta de que el
federalismo en nuestro país es mucho más amplio de lo que aparenta ser y que la
decisión para iniciar un nuevo diseño electoral municipal esta en manos de las
entidades de la federación: solo basta con observar la historia electoral
municipal y voltear los ojos hacia otros países que actualmente gozan de
mejores sistemas electorales para darnos cuenta del avance que se puede lograr.
El voto directo para cada uno de los
integrantes del Ayuntamiento favorece la legalidad y el sustento moral para
cada uno de los mismos al reconocerlos como verdaderos representantes de un
sector de la sociedad, que al ser elegidos para desempeñar facultades, también
los elige para responder a expectativas y a responsabilidades. Es necesario
pues, eliminar a los “caballos de Calígula” de los Ayuntamientos mexicanos.
La modificación al actual sistema electoral
municipal por cada uno de los Congresos locales y de acuerdo a sus realidades,
mismo que presenta apenas ciertas diferencias entre algunos Estados, traerá
consigo todo un redimensionamiento entre las relaciones del poder ejecutivo
municipal y el poder legislativo, haciéndolo más equilibrado, sin
subordinaciones y con independencia entre los mismos, impactando directamente
en lo que respecta a la rendición de cuentas y a la transparencia en el
ejercicio de gobierno
Es urgente pues, que la auténtica división de
poderes en el ámbito municipal sea ya una realidad como lo comienza a ser en
los ámbitos estatal y federal, no es posible ya perder tiempo ante este orden
de gobierno que exige su lugar exacto y que es necesario fortalecerlo en aras
de aterrizar un federalismo que requiere de cimientos fuertes.
Para resumir y poner las cosas más fáciles
sobre como se eligen a un Ayuntamiento hoy en día en la mayoría de los Estados,
haré la siguiente analogía: es como si Vicente Fox, por haber ganado la
elección del 2000, automáticamente hubiera ganado la mayoría en el Congreso, ¿Le
gustaría eso? A mi no, si que la pueda ganar su partido, pero con el sustento
de una buena propuesta por parte de cada uno de los candidatos a Diputados, y
eso sin olvidar que usted y yo elegimos al Diputado que deseamos, ¿Por qué no
ha de ser así para el caso de los Regidores? ¿Por qué otros eligen en lo
individual a los Regidores del Ayuntamiento por nosotros?
Hasta pronto.
Comentarios