Todos y la Guerra


Localeando, El Diario de Coahuila, 20 de marzo 2003

Cuando usted este leyendo las presentes líneas, los cañones de fuego entre uno y otro bando estarán registrando constantes expulsiones mortales de bombas. Las tropas norteamericanas y británicas, estarán quizás entrando a territorio irakí, enfrentando conforme se acercan al perímetro de Bagdad, una férrea resistencia de las tropas de Hussein. Usted seguirá de cerca, sin duda,  los últimos acontecimientos, apantallado por las imágenes de la televisión y atiborrado de información. Pero también habría que preguntarse que esta pasando o que pudiera pasar a nuestro alrededor.

Algunos pudieran preguntarse ¿Puede afectar un evento tan lejano a nuestro entorno? En la actualidad por supuesto que si. Pensar lo contrario nos haría evadir ciertas precauciones que se deben tomar, trayendo como consecuencia una serie de efectos nada halagüeños, y no me refiero a que vayan a caer bombas en su ciudad o algo parecido, me refiero a esos efectos que no se ven, pero que merman en mucho el andar cotidiano de una sociedad.

Para empezar, por el simple hecho de que usted este destinando buena parte de su tiempo a dar seguimiento a las acciones bélicas, significa que ya esta dejando de hacer, o dejo de hacer, algo que normalmente venía realizando. La T.V., la radio, el periódico, las revistas y el Internet, en fin todos estos son vehículos distractores de nuestras actividades diarias, ¡Y nos cuesta trabajo apartarnos de ellos¡. En fin esto sucede aquí y en China. La gente, nosotros todos, esta dejando de hacer muchas cosas que trae como consecuencia una disminución en la productividad.

Ahora bien, esto en cuanto a  manera individual, pero brincando al primer grupo social que es la familia, veremos que dicho acontecimiento, la guerra, también es tema de conversación y de distracción. Y si nos vamos a nuestros lugares de trabajo, pues también allí en algún momento saldrá el tema de conversación, y estará más presente en aquellas personas cuyas empresas son altamente exportadoras. Es más hasta en las escuelas, desde primarias a nivel profesional, el tema de la guerra esta presente.

Ahora bien, si nos vamos al área de gobierno, las cosas no pintan mejor. De entrada las autoridades locales, principalmente de municipios grandes, medianos y los turísticos, que por cierto debieron haber tomado ciertas precauciones, las cuales implicaron o implicaran la erogación de algún tipo de recursos económicos, tampoco escapan a todo este ambiente bélico. Es más se supone que son quienes debieran estar más atentos para garantizar la seguridad social. De entrada asumo que desde hace meses o semanas debieron haber presupuestado dentro de algún rubro de imprevistos, y de manera transparente, los recursos suficientes para que sus planes de contingencia tengan éxito.



Este dinero entonces debe o debiera estar siendo utilizado en la puesta en marcha de planes de seguridad, de vigilancia y monitoreo de instalaciones, edificios, etc. Pero no todo es dinero, también hay otro tipo de recursos: los humanos, y es aquí donde los cuerpos de seguridad entran en acción. La vigilancia normal de calles, barrios y colonias sufre la alteración de horarios de patrullaje, debido a que algunas de estas agrupaciones se concentran en “puntos clave” de la ciudad.

Pero no solo hablamos de policías y cuerpos de seguridad. Las personas que colaboran en protección civil y en áreas de salud tienen ahora una preocupación más que atender, y aunque las amenazas sobre el uso de armas biológicas y químicas, están ausentes, estas se pueden hacer presentes en algún momento dado. Las autoridades que no hayan visualizado, aunque sea de manera mínima y superficial el anterior escenario, estarán atentando contra la vida de los ciudadanos. La duda mato al gato, dice el dicho.

Pero seguramente quienes, dentro del gobierno, estarán algo más que preocupados serán los encargados de las finanzas públicas, ya que seguramente tendrán que hacer uso del no siempre deseado “Plan B”, claro para aquellos que lo tengan, porque desafortunadamente hoy en día muchos gobiernos locales y algunos estatales, no diseñan un “Plan B” presupuestal debidamente soportado con información confiable y real, lo que los hace actuar en base a recortes y ajustes improvisados, generando incertidumbre al interior de las instituciones de gobierno, lo que perjudica a todos.

Un ambiente de guerra, como ya lo vimos, trastoca muchas de las actividades individuales y grupales dentro de una comunidad. ¿Cuántas horas hombres no han sido “desviadas” a consecuencia de este conflicto? ¿En cuanto dinero no se traducen el desperdicio de estas horas de trabajo? ¿Cuántos litros más de gasolina no se tienen que gastar para realizar este reforzamiento de rondines de vigilancia? ¿Cuántos proyectos empresariales no son pospuestos o serán pospuestos para mejor ocasión? ¿Cuánta tinta no se gastan en los medios de comunicación por lo publicado en lo referente a la guerra? ¿Cuántos recursos públicos se habrán ejercido o se ejercerán como consecuencia de este conflicto? ¿Cómo afecta a los niños el hecho de que diariamente escuchen la palabra “guerra” y pregunten que significa? ¿Cómo deben responder los padres ante esto?

Cualquier guerra de características como lo que se esta suscitando afecta a todos, algunos de manera directa, algunos otros indirectamente. Eso si, nadie escapa. Lo importante es estar preparado ante las eventualidades que se puedan suscitar, por mínimas que estas sean, y el gobierno tiene mucho que hacer en este aspecto. No olvidemos que hombre (o mujer) precavido vale por dos.

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