Localeando, El Diario de Coahuila, 17 de enero 2004
De entrada, iniciaré diciendo que a nadie gusta que le
comparen. Cuando esto sucede, una de las partes comparadas, el menos
favorecido, sale siempre renegando de la metodología utilizada o en el peor de
los casos descalificándola. Pero también se sabe que la comparación tiene sus
bondades, y hoy en día no hay persona física o moral que tome como referencia a
alguien o a algo para actuar en consecuencia.
Así pues, una empresa se compara con su competencia.
Cuando hay la intención de cambiar de auto, el deseado se compara con el que se
tiene. Comparamos escuelas para seleccionar la mejor para los niños. Comparamos
ciudades para saber a cual ir en caso de mudarse debido a un nuevo empleo. En
fin comparamos infinidad de hechos y de situaciones.
Pero hoy me centraré en describir brevemente el centro
histórico de otras ciudades del país para al final comentar el de Saltillo. Sin
duda se rondará en algún momento la frontera de la comparación, pero a veces es
necesario acudir a ella.
Iniciaré comentando brevemente de Querétaro, ciudad
fundada en 1531 (apenas 46 años antes que Saltillo) y que hoy es patrimonio de
la humanidad gracias a la conservación y al cuidado que sus habitantes hicieron
de sus edificios antiguos a lo largo de los siglos. Caminar por su centro
histórico, de día o de noche, es como trasladarse en el tiempo y regresar a
épocas llenas de imaginación arquitectónica. Recorrer sus andadores, donde hay
comercio ambulante debidamente organizado y con puestos acordes a la
arquitectura, o visitar algunos de sus restaurantes, como el Mesón de Chucho el
Roto, localizado en plena Plaza de Armas, o quizás dormir en alguno de sus
bellos hoteles, como el Mesón del Alfarero, localizado a dos cuadras del
antiguo edificio municipal. En suma, por donde se camine, se respira un
aroma lleno de nostalgia.
La no menos bella Morelia, fundada en 1541 (36 años
antes que Saltillo), al igual que Querétaro, supo y sabe conservar la riqueza
arquitectónica que posee. Hasta hace no más de dos décadas, su centro histórico
se encontraba en no muy buen estado. Aunque en ese entonces se carecía de
recursos supieron organizarse, y hoy también es una ciudad patrimonio de la
humanidad. La vieja Valladolid, llena de historia, bien merece una visita de
fin de semana.
Pasemos finalmente a Zacatecas, que fue fundada en
1546, es decir 31 años antes que la
capital de Coahuila. Viviendo Usted en Saltillo y estando a solo 3 horas y
media, la pregunta es ¿La ha visitado? Déjeme decirle que si su respuesta es
no, entonces está usted cometiendo casi un sacrilegio. Esta ciudad, también
patrimonio de la humanidad, posee maravillosos hoteles, uno de ellos sin duda
lo es el Mesón de Jobito. Y si bien su tarifa no es muy económica, bien vale la
pena pernoctar ahí aunque sea una noche. Ahora, caminar por su centro
histórico, lleno de edificios coloniales o llegar hasta el cerro de la bufa
para contemplar la ciudad, son una linda experiencia que hay que vivir. Pero
nada fue gratis. La recompensa del trabajo es que Zacatecas también es
patrimonio de la humanidad.
Pero hablemos de Saltillo, ciudad fundada en 1577 y
que en su momento tuvo también bellos edificios, quizás no tan espectaculares
como los de las ciudades antes citadas, pero si lo suficientemente pulcros como
para que merezcan nuestra admiración. Cito ejemplo. El edificio que estaba
donde hoy se encuentra el Bancomer de calle Juárez y Allende. Era una verdadera
joya arquitectónica. Y así podemos citar algunos otros, no muchos, es cierto,
pero al fin y al cabo eran parte de la también rica historia saltillense.
No pretendo ser ingenuo diciendo que algún día
Saltillo puede llegar a ser patrimonio de la humanidad. De entrada muchas
edificaciones fueron destruidas y otras tantas de la época, están por venirse
abajo. A pesar de lo anterior, esfuerzos se han realizado: La Plaza Acuña, el
teatro García Carrillo, la nueva fachada del Mercado Juárez, en su momento la
plaza de la Nueva Tlaxcala y la reconstrucción de la fachada del citado
Bancomer. Pero todo ello no es suficiente.
Algunos dirán que se requiere dinero para reconstruir
o para regenerar espacios, y es
correcto, pero a veces realizando ciertas acciones se atraen inversiones por
“carambola”. La Ciudad de México es un claro ejemplo. Como se sabe, grandes
empresarios, como Carlos Slim, están invirtiendo dinero en el centro histórico
y hoy está quedando realmente maravilloso.
El dinero no lo están regalando, están invirtiendo porque saben que
recuperarán esas inversiones mediante el establecimiento de negocios. La gente
que visita el centro también es consumidora. Hago otra pregunta ¿Hacen lo mismo
las familias ricas de Saltillo? ¿El gobierno tiene planes novedosos para
motivar su participación?.
Si me lo permiten haré una breve sugerencia para el
centro histórico. Basta con cerrar la calle de Juárez, en su tramo Gral. Cepeda
a Allende, y cerrar la calle Hidalgo, en su tramo de De la Fuente a Aldama, y
convertirlas en andadores, para que en ellas se establezcan restaurantes, cafés,
bares, librerías, comercios, centros culturales y de servicios, entre otros.
Todos obviamente respetando la arquitectura del lugar y otras disposiciones
legales. Inclusive, se reconstruirían aquellas fachadas que no fueran de la
época antigua, y lo harían los mismos inversionistas. Entonces ¿Qué estamos
esperando para hacerlo? Estas acciones, no requieren de dinero, simplemente de
hacerlo.
¿Habrá resistencias? Sin duda, y de entrada los
miembros del Casino de Saltillo, pero al final a ellos también convendrá. Y es
que ese edificio está desaprovechado. Ahora, el tráfico de calle de Hidalgo se
desvía por la calle de Bravo (que en un futuro también se cerraría, hay
hermosos edificios antiguos entre De la Fuente y Juárez) y el tráfico de la
calle Juárez se denvía a Pérez Treviño. Señores
y señoras automovilistas o transeúntes, lo bueno cuesta pero al final la
recompensa para todos es enorme.
Hable de este tema, porque en marzo se celebrará en
Saltillo el Encuentro Nacional de Centros Históricos (creo que se llama así).
Sin duda, un evento que puede motivar para intensificar el centro histórico.
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