Adiós al sexenio “de la gente”

Artículo Localeando, 24 de noviembre de 2011 
Jaime Villasana Dávila 

En ocho días termina un sexenio en Coahuila que difícilmente quedará para la historia local como “uno más”. Por la personalidad de quien lo encabezó, Humberto Moreira (HM), se intuía desde los primeros meses que “algo” (bueno o malo) le depararía al estado. La forma y contenido de su discurso, de decidir y de bailar eran algunos indicios.

Hasta el quinto año de gobierno los programas, obras necesarias y acciones cautivaron casi a todos. El mejor acierto; disminución de pobres en el estado. La popularidad de HM en el estado como en México no conocía otra tendencia más que el ascenso. Sólo un colega suyo le sobrepasaba.

Pero todo fue opacado por el desvelo reciente de su costo extremadamente alto; 35 mil millones de pesos de deuda y contando. Pero este saldo, aún y con su inimaginable monto, es secundario.

El saldo principal es la perversión extrema de muchos funcionarios y coahuilenses, quienes transformaron su sentido de ciudadanía democrática (aunque siempre dócil y pasiva), por un sujeto pediche, egoísta y prostituido. Una ciudadanía cómplice del desastre financiero y de la crisis moral no reconocida en que se encuentra el estado. El slogan con terminación “…de la gente” fue el vehículo idiotizador. El monumento a esto; esa “H” colocada en el distribuidor vial el Sarape de Saltillo.

Ahí está el inútil ICAI, el Congreso encubridor, un Fiscal desvergonzado que exime sin siquiera tomar declaración al gobernador con licencia, si ya no por su involucramiento en la falsificación, si por su gigantesca incompetencia y miopía para identificar un robo en despoblado.

Ahí está también una iniciativa privada (saltillense) agachona, una academia inexistente, periodistas todavía más vendidos, una oposición ineficaz, ciudadanos que abandonan a la democracia por unos pesos. Un PRI-Coahuila que traicionó principios y su histórica pluralidad interna para ser copartícipe del botín. Todo esto es el verdadero costo.

Sorpresivamente el sexenio para olvidar deja luz, lástima que lo hizo hasta el final. Como consecuencia de lo ya descrito comienza a surgir una nueva ciudadanía que por voluntad propia y sin acarreo partidista decide mostrarse públicamente sin temor.

La mejor prueba de ello es el grupo, ya no virtual sino físico, denominado "Indignados Coahuila". También está Claridad y Participación Ciudadana, esa plataforma cívico-política que aglutina personalidades plurales, incluso buenos priístas. Urge su sobrevivencia.

Adiós al gobierno y Congreso de la deuda. Quedan marcados eternamente por la ignominia y dejan una tarea titánica al siguiente gobernador, pero esa será otra historia.

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