Ecos de Michoacán

Artículo Localeando, 10 de noviembre de 2011 
Jaime Villasana Dávila 

Ganó el PRI en Michoacán tal como se esperaba. Sorpresa hubiera sido que perdiera, hecho que estuvo muy cerca. Durante la campaña la mayoría de las encuestas pusieron al frente a Fausto Vallejo, un buen candidato y ojalá un buen gobernador.

Michoacán generó efectos para diversos actores aunque con diferente grado de intensidad. Por un lado están los partidos políticos. El PRI está más “tranquilo y confiado” pues un escándalo tan grave como el Moreirazo no les arrebató el triunfo, pero están muy conscientes del peligro que corrieron. La bala les rozó.

Para el PAN, Michoacán debe representar esperanza. De ubicarse en un lejano tercer lugar al inicio de la contienda pudo remontar hasta casi llevársela. Al PAN le faltó tiempo. El reto es transmitir esta “victoria” virtual a sus bases a nivel nacional. Sin duda la estrategia electoral le dejó mucha experiencia y seguramente le generará dividendos en 2012 gracias al Moreirazo y al nuevo escándalo del “niño verde”, aliado del PRI.

Los focos rojos se ubican en el PRD al perder un bastión histórico y de paso miles de votos. Agreguése la reciente definición de AMLO como candidato de las izquierdas, lo cual es una noticia buena y mala para ellos. La buena; ya no habrá rompimiento ni tampoco alianza con el PAN. La mala; AMLO deberá trabajar muy duro para ganarse nuevamente la confianza de millones de ciudadanos alejados de él. Se ve difícil y quizás no le alcance el tiempo, pero no es imposible. Un mea culpa respecto del 2006 le ayudaría.

Para todos los precandidatos presidenciales Michoacán tiene significado menor pues saben perfectamente que una elección nacional es diferente. En todo caso se familiarizaron con las bases partidarias e hicieron amarres locales para la contienda interna.

Para los presidentes nacionales de partido la lectura es múltiple. A Gustavo Madero (PAN) la derrota añade cuestionamientos a su liderazgo. Jesús Zambrano (PRD) puede justificarse con el desastre y divisionismo interno.

Para Humberto Moreira es agridulce el triunfo. Es dulce pues apunta en su curriculum otro triunfo aunque no es personal sino de partido y sobretodo, de Fausto. Es agrio al saber que le queda menos tiempo como líder priísta (quizás ya no lo es). Los líderes de la CROC y FSTSE, dos sindicatos poderosos del PRI, adelantaron su destino; se irá. Esta es buena noticia para el PRI pero queda daño.

Moreira debe rescatar lo poco que le queda no usando mentiras para defender mentiras, sino siendo responsable y sin evadir. Es momento de ser hombre. Esto para aclarar ahora papeles “falsificados” en el PRI y de una deuda de ya no 34 mil millones, sino de 35,760…y contando.

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