WhatsApp hasta en la sopa

Artículo Localeando, 27 de Febrero de 2014
Jaime Villasana Dávila

Es la app sensación del momento. Su reciente compra por parte de Facebook en 19 mil millones de dólares le ha generado más publicidad (buena y mala). Tan solo tiene 55 empleados. Su nombre es tan creativo como sencillo al derivarse de una frase comúnmente utilizada en el idioma de Shakespeare; What´s up! (que pasa).
Es el medio de comunicación de
moda. En mi caso la uso hasta
para comunicarme con el doctor.
Pero nada es para siempre.

Tiene 400 millones de usuarios (yo uno de ellos). Transmite todo tipo de actos y pensamientos de sus usuarios, ya sea en formato de texto o en imagen (ya anunciaron voz). Guarda miles de millones de secretos. Y si el smartphone es el mejor y más íntimo amigo del ser humano, WhatsApp se encarga de transmitir sus secretos, ideas y pensamientos.

Lo mismo hacen los mensajeros similares como la japonesa Line, cuyo modelo de negocio es la envidia de WhatsApp aún y cuando la primera es gratuita y la segunda de paga (al 2º año). Además tenemos a la rusa Telegram que es  la última novedad y se autoproclama como la más segura. Y qué decir del resucitado canadiense BBM que busca rescatar sus viejos fueros o del reestructurado Hangouts del gringo Google que ya integra los SMS.

Todos estos mensajeros instantáneos están “matando” al email para ciertas conversaciones (y pronto para todas las demás, dicen algunos), pues lo hacen más rápido, más improvisado, más genuino, más íntimo y en ocasiones más seguro.

Se trata pues de una industria con un valor en publicidad y otros servicios de enormes proporciones y creciendo a pasos agigantados. Mientras, las telefónicas lloran la pérdida de tan jugosas ganancias a través de sus aburridos SMS.

Para Facebook la compra de WhatsApp, según su CEO Mark Zuckerberg, le significa “complementar sus servicios de chat y mensajería para brindar nuevos servicios a su comunidad”.

Facebook es ahora el “país” más grande del mundo pues tiene en su “territorio” casi dos mil millones de “habitantes” sumando a los de WhatsApp.  Pero una cosa es tenerlos, otra aprovecharlos para generar valor y otra mantenerlos.

Veremos si Facebook lo consigue en una industria digital donde un día eres el líder y al día siguiente puedes ser un perdedor. La mensajería no es la excepción. De hecho parte de mis “Whatsapperos” ya están en Telegram; algunos por rebeldía a la compra de Facebook y otros por ser más seguro.

Por lo pronto WhatsApp es la moda y, para muchos, una necesidad. Mi listado de “Whatsapperos” ha crecido considerablemente y es a través de ella mi comunicación principal. Incluso hasta con mi doctor. Ya no Facebook, ya no Twitter, ya no email, ya no llamadas.

Pero ya sea Telegram, Line, BBM, Viber o WhatsApp, lo cierto es que esta forma de comunicación será reemplazada. La pregunta es por cuál (y cómo será). 

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